Mis 5 extraños hábitos.
El ilustrador Asier de la Fuente nos invita a seguir la cadena de los 5 extraños hábitos. Yo dejo aquí los mios, y espero que Razorbuzz y Alberto también participen.
1. Me confieso adicto al chocolate. Siempre caen unos cuantos cuadraditos de Nestlé con almendras mientras reviso lo que hay en la cocina y decido lo que voy a hacerme de almorzar.
2. Sonreir cuando me echan una bronca. Es espontáneo. Me da risa. De pequeño cuando mis padres me echaban un sermón. Incluso en el colegio, delante del director. En el trabajo, cuando llego tarde (soy un gran impuntual). No se lo recomiendo a nadie. Empeora las cosas al cuadrado. Mejor poner cara de arrentimiento.
3. Contorsionarme y arquearme para que me cruja toda la espalda, cuello y muñecas. Sobre todo al levantarme o cuando llevo mucho tiempo frente a la pantalla.
4. Cuando el sueño me ataca, me quedo dormido en cualquier lado. Ya cada vez menos, pero es única la sensación de levantarse mirándo a los lados y pensar ¿dónde coño estoy?
5. Siempre miro a los ojos cuando me cruzo a alguien por la calle. Por curiosidad. Ellos lo toman como desafío, ellas como un cumplido. La última vez que fui a Madrid, me di cuenta que allí nadie te mira a los ojos, van como zombis.
Paso el testigo a nuestra amiga Kahlo, tengo curiosidad por sus 5 hábitos extraños.
1. Me confieso adicto al chocolate. Siempre caen unos cuantos cuadraditos de Nestlé con almendras mientras reviso lo que hay en la cocina y decido lo que voy a hacerme de almorzar.
2. Sonreir cuando me echan una bronca. Es espontáneo. Me da risa. De pequeño cuando mis padres me echaban un sermón. Incluso en el colegio, delante del director. En el trabajo, cuando llego tarde (soy un gran impuntual). No se lo recomiendo a nadie. Empeora las cosas al cuadrado. Mejor poner cara de arrentimiento.
3. Contorsionarme y arquearme para que me cruja toda la espalda, cuello y muñecas. Sobre todo al levantarme o cuando llevo mucho tiempo frente a la pantalla.
4. Cuando el sueño me ataca, me quedo dormido en cualquier lado. Ya cada vez menos, pero es única la sensación de levantarse mirándo a los lados y pensar ¿dónde coño estoy?
5. Siempre miro a los ojos cuando me cruzo a alguien por la calle. Por curiosidad. Ellos lo toman como desafío, ellas como un cumplido. La última vez que fui a Madrid, me di cuenta que allí nadie te mira a los ojos, van como zombis.
Paso el testigo a nuestra amiga Kahlo, tengo curiosidad por sus 5 hábitos extraños.